Remitido por "bouchard":
Hola
Vlixes: Cuándo llegué a este blog a través de un comentario tuyo en
otro, no necesité más que leer unas líneas para sentirme identificado
con loque describes en tus enradas.
Creo que puedo considerarme una persona hedonista, pues aprecio los placeres de los que puedo disfrutar en esta vida.
Claro
que como no nací rico, me veo obligado a trabajar para vivir, por lo
que mi hedonismo se queda muchas veces en la imaginación y el deseo.
Entre
todos los placeres carnales, el del sexo, es quizá el más placentero, puede el que de manera más
asequible podemos disfrutar, pues sólo requiere contar con alguien con mutuo deseo por uno, por lo que ha sido uno de los que más he
procurado cultivar. He vivido en este aspecto experiencias muy placenteras.
Tras años de convivencia con la misma persona es fácil caer en cierta rutina, y no soy en ese sentido una excepción.
En
la relación sexual con mi pareja, casi siempre he sido yo el que ha
llevado la iniciativa. Muy pocas veces ella ha iniciado los juegos, si
no en momentos en que yo previamente había preparado (a veces con mucho
tacto y esfuerzo) el terreno.
Lo
mismo ha ocurrido con los nuevos juegos, caricias, disfraces,
escenarios, variaciones, compra y uso de productos o juguetes, en fin,
la pimienta para aderezar de cuándo en cuándo el menú del día para
convertir el “hoy toca” en algo más lúdico y divertido.
Según
la situación, el humor y la receptividad de mi compañera en ese
momento, los resultados han sido dispares, por lo que, cuándo se me
ocurría algo, antes de proponerlo le daba muchas vueltas al asunto para
no errar el tiro.
Desde hace años la situación se ha agravado, y la rutina se ha instalado definitivamente en nuestra relación.
Procuro
hacer memoria para establecer una fecha del inicio de su inapetencia,
de su falta de deseo cad avez más acentuada, de cuándo empezaron a
espaciarse los encuentros sexuales más allá de lo razonable.
Al no lograr establecer la fecha del inicio, se me ocurrió (cosas que pasan por la mente en algún momento de las muchas horas meditando, a veces alternando con cigarritos inspiradores) cambiar
el motivo a evocar repasando recuerdos: En lugar de intentar recordar
“los vacíos”, trataría de evocar “los polvos de los buenos tiempos,” y
tratar de casarlos con otros hechos de los que conociera la fecha de su
acaecimiento”.
Y así llegué a recordar algunas de las últimas fiestas privadas, y en todas había una constante: El bebé no había nacido.
Para
no fiarme de la primera impresión, y confirmar o descartar la frontera
en “desde que nació el bebé”, traté de recordar algún revolcón grandioso
y situar dónde estaba el nene, y no pude recordar más que fiestas fallidas, y muy pocas "especiales":
- Escapada al campo al atardecer con una botella de cava y dos copas
escondidas en el maletero par darle una sorpresa, que acaba con “vámonos
que no me siento agusto aquí”, y al llegar a casa ni se acuerda de a qué
habíamos ido al campo;
- Tarde en jacuzzi privado que acaba en discusión a
viva voz regresando en el coche;
- 14 de febrero con escenografía y
atuendo para la ocasión (esta la montó ella) que acaba en discusión por
ataque de cuernos;
- Striptease (mío) espontáneo e improvisado, con transparencias, luces... que
finaliza con un “ponte ya el pijama, que pongo la peli”...
Y
en el haber, un par de escapadas a hotel con encanto con buen resultado
(ambas sorpresas montadas por mí, en una de las cuales me gasté lo que no
tenía), un par de polvos memorables a mi vuelta de sendos viajes, y los
más, polvos de trámite, y últimamete, escasamente uno al mes.
Como
seres humanos, afortunadamente contamos con imaginación y creatividad
para ir un poco más allá de la situación y la realidad momentánea.
Aparecen
o creamos en nuestra mente fantasías de distinta naturaleza que
incorporamos a nuestros juegos, aportando nuevas sensaciones, al
imaginarnos en la situación descrita.
En alguno de estos polvos “porque toca”,
y para poner un poco más de picante, en los momentos de alta
excitación, regalaba sus oídos desgranando con lujo de detalles
diversas fantasías.
En estas fantasías a veces daba entrada a otras personas, normalmente anónimas, no fuera a ser que el "conocido" elegido no fuera de sua grado.
Desde
hace tiempo fantaseo con acariciar y ser acariciado otros cuerpos, ser
acariciado por otras manos; en fin, sentir de cerca de otras personas
además de a mi compañera, e igualmente, que ella recibe las atenciones
de otras personas.
En la pasión de algunos encuentros sexuales, mientras gozábamos de
nuestros cuerpos inventaba y le relataba historias donde intervenían
otros.
Es
una fantasía recurrente en los hombres soñar con que están siendo
agasajados por dos mujeres, que a su vez interactúan entre ellas.
Esa, en cambio, no ha sido mi fantasía más habitual.
A
veces, cuándo la veía tan excitada en los juegos previos, empezaba a contarle en detalle cómo otro hombre se acercaba y la comenzaba a acariciar,
besar, chupar..., En estos momentos notaba cómo le gustaba el relato y cómo se excitaba con mis palabras. Al cambiar de postura y juego mutio, interrumpía la narración, y cuándo me parecía seguía con ella. Cuándo, normalmente ya acoplados y camino del éxtasis, en ese momento reanudaba el cuento, notaba cómo ella aceleraba sus movientos de cópula para
adelantar la llegada de la explosión final.
Otras, al inicio del cuento, con la descripción del entorno y los participantes, le
preguntaba sus preferencias de la historia, como cuántos machos quería que la atendieran, y la respuesta más
habitual era:
- Trrrreeeeeesssssss.
- ¿Tres? ¿No tienes suficiente con dos?
- No, tres, mejor tres.
Y continuaba desgranando los juegos que
orquestábamos entre los tres con el único fin de satisfacer su lujuria y
llevarla a fundirse con las estrellas cuándo su cerebro no pudiera
asimilar ya más dopamina, serotonina ni demás -inas que licúan la
materia gris en el momento sublime en que el nada más importa que sentir
la descarga que sube por la columna estremeciendo cada una de las
vértebras.
Al
acabar, en cambio, si yo en algún momento me atrevía siquiera a insinuar contactar con otras personas para ver la posibilidad de hacer algún
juego real (empezando por algo suave, como que alguien
nos haga fotos a ella o a nosotros dos mientras jugamos), se negaba de plano.
Algo que no me
encajaba mucho dada la lujuria que le había despertado antes lo relatado por mí.
Ahora
bien, no todos tenemos las mismas fantasías, ni de la misma intensidad,
o aún teniéndolas, no las aceptamos ni incorporamos en el mismo grado
que nuestra compañer@.
Cuándo
le pedía que ella también me relatar alguna fantasía que le excitara,a
duras penas alguna vez hilvanó un esbozo, ysiempre comprometida por mi
insistencia, ypronto me daba cuenta de su incomodidad, por lo que
cambiaba de tema, y muy pronto dejé hasta de insinuarlo siquiera. Al
acabar casi todos estos polvos en los que, o le contaba o le pedía idear
situaciones, casi siempre me recriminaba el ”que quisiera meter a otros en nuetra relación” “que ella no quería estar más que conmigo”
Como decía anteriormente, en un momento determinado la curiosidad de
una persona respecto a algo concreto no tiene por qué ser igual a la de
su “partenaire”. Si esta situación se repite, y las coincidencias no
aparecen nunca, se opta por (aunque se sigan teniendo las fantasías)
guardarlas para uno mismo y no exteriorizarlas nunca, llegando a pensar:
¿Soy un extravagante? ¿Esto que me pasa es normal? Dudas similres a las
ya superadas de la adolescencia.
Cierto
día de primavera, se produjo un hecho que me llamó la atención. Tras
una cena con otra pareja, sepropone por uno de los cuatro (no ella,
evidentemente) un juego caliente. La desnihibición del alcohol facilitó
aue participara de buen grado, sin niguna presión. No me extrañó
demasiado que se prestara al juego, pues un poco antes de la cena,
había presenciado algo que en ese momento me sorprendió, pero no me
desagradó: Otra persona con la que ambos estamos tomando elaperitivo,
se acerca a darle un beso , y ella le corresponde. Un beso caliente, no
muy largo, pero con entrelazado de labios y leve saluuo entre ambas
lenguas. Entonces estábamos conel primer vaso de vino, por lo que aún no
le podía achacar el atrevimiento al alchool.
Para
mayor sorpresa aún, aldía siguiente,ademas de resaca, tenía cargo de
conciencia, advirtiéndome en primer lugar que lo había hecho para
seguirme la corriente, y que no pensara que por lo de anoche ya nos
habíamos convertido en una pareja liberal y que a partir de ahora
íbamos a follar por ahí con todo el mundo.
Evidentemente,
no éstos no son temas a tratar con cualquiera, y a falta de alguien con
quién hacerlo, podemos informarnos bebiendo de distintas fuentes, hoy
más que nunca a nuestro alcance; en ningún otro tiempo hubo nunca tal
cantidad de información a disposición prácticamente de todos, (libros,
revistas, películas, y cómo no, en la fuente de información actual por
excelencia: la red de redes, internet).
Conoces
entonces de la existencia de foros donde se habla de estas fantasías,
portales y clubs de parejas que contactan con otras para compartir (o
realizar) sus fantasías.
Para no hacer esto demasiado largo, mejor sigo con ello otro día.
Un saludo .Gracias por ofrecereme tu sitio para poder contar mi caso